jueves, 5 de agosto de 2010

Siento que ya llega la hora...

Camino a saltos hacia la depresión del verano.
La experiencia ya la tengo, y la temo como el que va camino del infierno.

A pesar de todo, me siento afortunado.
Soy feliz el 90% del tiempo (yo, que sólo te pedía el 1%) Pero es tanta la amargura de ese 10% restante, que me puede.

Estoy bloqueado. No rindo nada en el trabajo. Todo se me hace cuesta arriba. Llevo días sumido en esta sensación reconocida.


Ahora sólo deseo que pasen los días rápidamente.
Serán días de mucha ocupación, para no pensar.
Pero eso me duele...si no pienso en ti, me duele, si pienso en ti, también.
Es la locura de las vacaciones.
No sé de dónde sacaré fuerzas, pero las sacaré. Necesito contar contigo para que me ayudes a superar tu vacio. Necesito saber que cuentas conmigo cada minuto que no pueda disfrutar de ti.

Sé que me invadirán los celos, la tristeza, la melancolía, la añoranza; que toda la frustración que siento sólo tendrá una manifestación...mis ojos empapados en lágrimas.

Ahora, mi corazón está encogido, como cerrándose al mundo. Se parará durante el verano y sólo latirá tímidamente cuando te oiga al teléfono o lea un mensaje tuyo.
Contará los días que le restan para volver a latir al ritmo de ese bolero.
Mientras, sólo reconoce el estribillo de esa maldita canción.

Amor mío, te echo tanto de menos!