miércoles, 28 de noviembre de 2007

La cuenta atrás

Se disuelve su presencia ante a mis pupilas y, como un autómata, comienzo la cuenta atrás.

No hay fechas ni horas prefijadas, sólo segundos que van pasando, martilleando mi pensamiento, en un incansable desfile.
Uno tras otro, con la música de su risa, con la letra de voz.

Al inicio de esta espera, el tiempo parece infinito, inalcanzable; luego, como por arte de dioses, sus recuerdos anestesian mi dolor y me acunan en mis sueños para que todo transcurra más rápido. Pero ¿hasta cuándo?

Ya no paso días enteros sin saber de Ella. Por fortuna, suena el tléfono y me trae de nuevo su risa, sus palabras de amor y de aliento.
Me reconforta oirla, es un regalo inmenso que recibo cada vez que la oigo.

Pero mi corazón se está volviendo egoista y me reclama su presencia constantemente. Mis manos están huérfanas sin Ella; han perdido la capacidad de sentir sin Ella, están frías sin Ella.

Por si no es suficiente martirio que toda mi piel la reclame, tampoco ayudan mis labios, que se vuelven desiertos en busca del oasis de su saliva. Nunca lo pensé, pero Ella me lo hizo ver...somos saliva-compatibles. Más bien, soy adicto a su saliva.
Pero no me engaño, es sólo una escusa para volver a besarla y que mis labios puedan reconocer en los suyos la sensación única de aquél beso adolescente que creí perdido tantos años.

Por fin, la cuenta atrás termina cuando distingo su silueta entre la gente. Su paso menudo y rápido, su breve contoneo y esa sonrisa que la ilumina.

Sólo tengo que mirarla a los ojos para saber que me ama, no hacen falta más palabras, las palabras se están quedando sin significado para expresarle todo lo que siento, habrá que inventar algunas nuevas.
Mientras las invento, sólo se me ocurre decirle "te amo, te quiero, te necesito, te deseo y te admiro", no sé en qué orden pero da igual, quizás sólo haga falta decirle "TE..."

TE...