viernes, 31 de agosto de 2007

Algunos años después

No tuve que eperar otros 27 años, afortunadamente, aunque cada vez era menor la esperanza de volver a encontrarla.
Insistía en ir a aquella cafetería algunos sábados por la mañana y no apartaba la vista de la calle. Mis pesquisas en los buzones no daban fruto, no encontraba ningún nombre que me diese una pista...

Una mañana me la encontré en una cafetería cerca de mi trabajo donde yo iba a desayunar con mis compañeros.
No podía creerlo cuando la vi entrar. No quise precipitarme, me puse nervioso y no quise que me notase.
Tímidamente me acerqué a ella y al saludarla quise abrazarla con todas mis fuerzas...sólo fui capaz de besarla torpemente en la mejilla pero intenté decirle, sin palabras, que me alegraba mucho de verla, que nunca había perdido la esperanza, que necesitaba estar en contacto con ella. ("Por favor, no te olvides de mi" -pensaba mientras me sonreía-)

Al decirme que estaba en un curso y que estaría unos meses por allí, me tranquilicé. Era cuestión de esperar el momento oportuno para tomar un café tranquilos y contarnos algunas cosas.

Pude verla muchos días. Yo iba siempre a la misma cafetería con mis compañeros, siempre a la misma hora, siempre buscándola como un radar. El día que no la veía volvía un poco más triste. El día que la veía volvía mucho más contento.

Así pasaron unos meses hasta que en Navidad terminó el curso y no tuve ocasión de hablar con ella. Otra vez mi torpeza y timidez me la habían jugado impidiéndome pedirle un teléfono. Siempre pensé que no tenía ninguna oportunidad, más que ser, como mucho, un amigo...pero sus ojos me decían otra cosa.

La fortuna me sonrió una mañana que me la encontré cuando fue a recoger unos papeles. ¿Era casualidad que estuviese allí?
Pensé que no podía dejar escapar esa oportunidad y la invité a café. Intenté conversar pero los nervios no me dejaban. Estaba temblando.
Por fin me atreví a pedirle el teléfono. Me lo dió. Ese día cambiaron mucha cosas, Empecé a ver un horizonte donde yo podía hablar con ella cuando quisiera, preguntarle cómo estaba, saber de sus cosas y ayudarle si podía en algo...en definitiva, táctica y estrategia para conseguir que no me olvidase.

Quien mejor que Mario Benedetti para contarlo...

Mi táctica es mirarte,
aprender como sos,
quererte como sos.

Mi táctica es hablarte y escucharte,
construir con palabras un puente indestructible.

Mi táctica es quedarme en tu recuerdo.
No sé cómo ni sé con qué pretexto,
pero quedarme en vos.

Mi táctica es ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos
no haya telón ni abismos.

Mi estrategia es, en cambio,
más profunda y más simple.
Mi estrategia es que un día cualquiera,
no sé cómo ni sé con qué pretexto,
por fin me necesites.