La alegría, ¿sabes?, es justamente lo que más he añorado.
Posteriormente, seguro que sí, incluso he sido feliz; pero la felicidad es, respecto a la alegría, como una lámpara eléctrica respecto al sol.
La felicidad siempre tiene un objeto, somos felices por algo, es un sentimiento cuya existencia depende de lo exterior.
La alegría, en cambio, no tiene objeto. Te posee sin ningún motivo aparente, en su esencia se parece al sol, arde gracias a la combustión de su propio corazón.
Hoy puedo decir que he recuperado, a su lado, la alegría que perdí.
(Adaptación del libro "Donde el corazón te lleve" de Susana Tamaro)